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Manete in Me

Madre Clara Fey, fundadora de las hermanas del Niño Jesús Pobre, propuso a sus hermanas un camino de espiritualidad eucarística que les ayudara a vivir diariamente en la presencia de Dios.

 

Hablar de la espiritualidad de las hermanas del Niño Jesús Pobre es hablar del camino espiritual de su fundadora: Clara Fey, porque fue ella quien formó en este aspecto a la comunidad naciente y dejó en herencia su pensamiento y camino espiritual a sus hijas.

Desde niña, Clara sintió un amor especial por la presencia Eucarística del Señor. Tenía por costumbre pasar buenos ratos de oración ante el sagrario y participar de las prácticas de adoración propuestas por su párroco. Pero no se fortaleció su fe únicamente por la oración; en casa mamá Fey siempre acogió a los pobres y enseñó a sus hijos a hacer otro tanto. Así pues, Clara fue descubriendo a Jesús en la Eucaristía y simultáneamente en los hermanos, especialmente en los más necesitados.

Ya desde 1835, antes de la fundación, Clara, leía los escritos de Santa Teresa. Se sentía tan atraída por su espiritualidad que incluso quiso hacerse carmelita. Santa Teresa fue la primera inspiradora en el camino espiritual de Clara. Más adelante, en 1841 el P. Sartorius motivará a Clara a leer a San Francisco de Sales. La lectura de la “Vida Devota” iniciará a Clara en una vida espiritual más programada, es decir, partiendo de aquí empezará a hacer una meditación basada en un esquema sugerido por el santo. Además siguiendo los consejos de éste se dejará orientar incondicionalmente por su confesor. Así pues podemos hablar de una influencia directa en la configuración de la espiritualidad de la M. Clara de estas tres personas: Santa Teresa, San Francisco de Sales y el P. Sartorius. Pero vale la pena resaltar lo que la misma M. Clara afirma: el primer fundamento de su vida espiritual se lo dio su Primera Comunión; con lo que podríamos decir que antes que estas personas fue Dios mismo quien trazó su camino. Además sabemos que la M. Clara leyó mucho de otros Santos a quienes admiró.

A lo largo del tiempo la Madre Clara va encontrando una ruta espiritual que decididamente comparte con sus hermanas invitándolas explícitamente a seguirla. Aunque no escribió un tratado al respecto, fue enseñándoles y explicándoles lo que ella llamó “La Práctica” a través de meditaciones, conferencias y cartas. La vida en la presencia de Dios se convierte en el legado espiritual de la Madre Clara a sus hijas, las Hermanas del Niño Jesús Pobre.

 

“La práctica” como la entendió Clara puede definirse como un camino de crecimiento espiritual cuyo objetivo es Permanecer en el Señor. Para vivir en su presencia Clara organizó su vida de una comunión a otra.

LA PRÁCTICA EXIGE FE, ESPERANZA, CARIDAD Y PERSEVERANCIA.

Al concretar la práctica la Madre Clara propone varias cosas:

 

1. Preparar siempre la comunión desde la noche anterior y en el momento inmediato          con actos de fe, esperanza y caridad además del adecuado recogimiento. Igualmente agradecerla.

 

2. Para conservar el recogimiento valerse de artificios jaculatorias, oraciones como el rosario o el Magnificat, pensar en el Señor en medio del insomnio.

 

3. Pensar en el Señor en medio del trabajo consagrándole todo a Él. Queriendo sólo su voluntad. Perseverando en su presencia, abandonándose a sus manos.

 

4. Ver siempre a Jesús en el prójimo: en todos, en las personas con quienes trabajamos, en los niños, en nuestra familia y amarlos con y desde el corazón de Jesús.

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