Presencia de Dios
Tienes en las manos los mismos medios de los que disponían los santos, ¿no quieres utilizarlos? Tu Dios está en ti como estuvo en los santos, ¿no quieres sacar provecho de esa presencia divina, no quieres sacar provecho, abundante ganancia? Tienes dos ojos, con el izquierdo debes estar pendiente de los negocios y actividades propias de tu profesión, pero el derecho debe estar fijo mirando al Esposo (a Jesús).
Tienes dos manos, la una debe actuar por amor al servicio del amor, con la otra debes estar bien cogida al Señor, apoyarte en Él y nunca soltarte de Él. Tienes dos oídos, el uno debe permanecer abierto a las necesidades del prójimo, el otro debe escuchar permanentemente y atentamente la voz del Amado que habla en tu interior. Así ha de ser.
Pero ¿cómo puedes lograrlo? Paulatinamente debes aspirar a lograr esa costumbre santa; cada mañana debes proponerte realizar esa práctica, y al medio día y por la noche preguntarte si pasó una media hora en la que no pensaste en el Señor que está contigo y pedirle perdón si lo dejaste solo largo rato.
Pero el método más fácil es que ames mucho al Señor, si lo amas fielmente, lo pensarás fiel y permanentemente, pues ‘donde está tu tesoro, allí está tu corazón’. Y otra cosa, esta práctica tiene que realizarse sin ninguna presión e intranquilidad pues es una gracia del Espíritu Santo que anhela un corazón sereno, manso y humilde para colmarlo de ella”. (Pequeñas meditaciones, 18 de abril de 1849. M. Clara)
Clara pudo realizar su misión porque se esforzó en vivir con Dios y en Dios. Amaba la palabra del Señor trasmitida por Juan: MANETE IN ME (permanece en mi), que convirtió en expresión de su propia aspiración espiritual. En sus meditaciones marianas leemos: “María tenía un solo pensamiento, un pensamiento único, sencillo e infinitamente sublime. El pensamiento de María era el Señor” y Clara deseaba realizar este ideal. .
Clara buscaba la cercanía permanente en el misterio de la Eucaristía, lo que ella llamó sencillamente “la Práctica”. Con frecuencia dirigía su mirada señor presente en el Sagrario.